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Aprendo a hacer preguntas así: ¿Qué objetivo tiene la memoria que practicamos? ¿Qué es lo imprescindible por preservar de nuestra cultura? ¿Al intentar retener algo en medio del derrumbe podemos correr el peligro de apelar a los clichés más comunes del imaginario de un país? ¿Estamos dispuestos a toda costa a anclarnos en unas representaciones? ¿O es preferible tenderse, sin miedo, y asumir un proceso de reinvención? ¿Cómo develo mi mirada sin tener que apoyarme en una «identidad» de origen? ¿Dónde está el equilibrio entre el recuerdo necesario para repensarnos crítica y creativamente, y la adicción por las fantasías gloriosas del pasado que simplifican y nutren la nostalgia?

Iván Candeo a Quienquiera que al fin seamos (2021)

La cuestión esencial no reside en llevar a la hoguera a determinados cineastas, ni en emprender una caza de brujas contra determinadas obras del pasado, sino en establecer nuevos crices entre la crítica feminista y la Historia, para acabar demostrando que toda lectura de la Historia responde a determinados logros y conquistas de orden político.

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Àngel quintana, ¿Hay que quemar una parte de la historia del cine? (2018)

The look is both a metaphor in films and an integral pert of the filmic structure. The cinematic apparatus is designed to produce the look and to create in the spectator the sensation that it is she/he who is producing the looks. [...] Across the visual trajectories the spectator is both producer of the looks and traversed by these looks. 

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S. Flitterman a Woman, desire and the look: feminismand the enunciative apparatus in cinema (1978)

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